El Concejo de Madrid quedó constituido en 1346 por Alfonso XI con 12 regidurías. Hasta 1480 se reunía en la Iglesia de San Salvador (luego se pasaron a unas casas linderas de fábrica muy pobre y de los que no quedan ni rastro ni datos sobre ellas). En ella estaba una caja en la que iban guardando los datos importantes. Pocos, desde luego, si nos fijamos en las reiteradas quejas que hay desde 1561: los ratones se los comen y las gentes se apropian de bienes municipales que el Ayuntamiento no puede demostrar que son suyos porque los roedores han dado buena cuenta de los papeles o pergaminos. Hay que destinar arcas, arquetas, archivos que todo es la misma etimología para la preservación de ese patrimonio. En cualquier caso, hasta el Siglo XVI, se guardaron otros documentos, los más importantes, en el convento de Santo Domingo. En 1572 se juntaron las escrituras municipales y los privilegios en la sala del Ayuntamiento en la Iglesia de San Salvador.

6-san-salvador-texeiraImagen del blog:  Arte de Madrid

Las sesiones, desde finales del Siglo XV, se celebraban ordinariamente los lunes, miércoles y viernes. Extraordinariamente, otros días. Así,  en efecto, el corregidor hubo de convocar pleno extraordinario para comunicar la recepción de la cédula real que anunciaba el traslado de la corte desde Toledo a Madrid.

Normalmente se reunían en la iglesia dicha, pero muchas veces también en la posada del corredigor. En Cuaresma, las reuniones se cambiaban  martes o jueves y sábados. Sin embargo, desde 1565 el aluvión de problemas forzó a que se fijaran ya los tres días de reunión permanentemente.

En el invierno se ayuntaban de 9 a 11 y en verano de 8 a 10. Parece ser que, conforme se transforma el Concejo en épica de Felipe II, los regidores se vuelven algo más remolones y acuden más  y más tarde  a las citas, hasta que a principios del Siglo XVII se quiere volver al horario tradicional. Las reuniones las convocaba el corregidor, un alter ego del rey, que era el que presidía el Ayuntamiento. Un portero iba a casa por casa entregando la convocatoria y a veces, en ella, constaban los temas que se iban a tratar.

Para que hubiera quórum era necesaria la presencia de dos tercios del número d regidores. En San Miguel de 1563, por ejemplo, se retira el voto a 9 de los 20 regidores por no haber “residido” (acudido a las reuniones): Otros 4 regidores justifican sus reiteradas ausencias por haber tenido que cumplir con mandatos de la Villa o del Rey.

Texto extraído de nuestro libro: ‘Madrid corazón de un imperio

Madrid corazón de un imperio

/* Estilos para menú plegable móvil Divi */ /* JS para menú plegable móvil Divi */