El primer madrileño que ha pasado a la historia es Maslama, que fue un astrónomo y alquimista. Madrid le ha dedicado una plaza situada en el distrito de Chamartín; en realidad, es un pequeño ensanche de la calle de Pardo Bazán paralela a la avenida de Ramón y Cajal. Se nombró así por Acuerdo Municipal del 28 de marzo de 1985, sustituyendo a la plaza de los Granados.
Maslama (Madrid, h. 950-Córdoba, h. 1007). Nació en Madrid a mediados del siglo X, cuando Madrid era una medina supeditada a Toledo. Su nombre completo era Abu-l-Qāsim Maslama b. Ahmad al-Faradi al-Maŷrītī. No hemos encontrado ninguna figura ni representación de Maslama en Madrid. Se conocen pocos datos de su biografía, pero se puede deducir que tuvo un gran prestigio en su época por las numerosas fuentes históricas que le citan y el elevado número de discípulos que tuvo.
Siendo muy joven se trasladó a Córdoba, la capital andalusí, para tener contacto con los intelectuales del momento; se sabe que estudió con el geómetra Abd al Gāfir b. Mamad y con el matemático y astrónomo Abu Bakr b. Abī Isā. En la Córdoba de aquellos tiempos estaba penetrando la cultura árabe de Bagdad y con ella la cultura griega, persa e india. Por lo tanto, Maslama tuvo la oportunidad de conocer algunas de las grandes obras matemáticas de la ciencia de los antiguos.
No se conoce con certeza la totalidad de la obra de este autor. Tras la revisión de los estudios que sobre él existen, se le pueden atribuir a Maslama las siguientes obras:
• Un tratado sobre el astrolabio en el cual se explicaba la construcción y uso de este instrumento que servía para localizar estrellas.
• Adaptación de las tablas astronómicas de al-Jwārizmī al meridiano de Córdoba y a la Hégira.
• Adaptación de las tablas astronómicas de al-Battānī al tiempo y al espacio de Córdoba.
• Una traducción al árabe del planisferio de Ptolomeo. Se cree que Maslama aprendió griego en Córdoba y esto le permitió llevar a cabo la traducción. En esta ciudad estaba en la época de Maslama el monje bizantino Nicolás, que había llegado allí para traducir diversas obras griegas al árabe, entre ellas La materia médica, de Dioscorides.
• Una obra de astronomía. Se le atribuye también la determinación de la longitud celeste de la estrella que hoy se llama Régulo.
• Un libro que se encuentra perdido, pero parece ser que contenía matemática mercantil y versaba sobre los siguientes temas: impuestos, catastros, ventas, etc. En el siglo XII Juan de Sevilla realiza una traducción de esta obra o la de alguna similar a ella de algún discípulo de Maslama al latín con el título Liber mahameleth. En este libro hay una parte teórica donde se tratan las operaciones elementales: suma, resta, producto, cociente y extracción de raíces cuadradas. En la obra se dan procedimientos para aproximar las raíces cuadradas de los números cuando estas no son exactas. También hay referencias a la resolución de ecuaciones de primero y segundo grado. La obra termina con una colección de problemas sobre compra y venta de mercancías, contratación de obreros, distribución y preparación de alimentos y cambios de monedas.
Maslama se interesó también por algunos aspectos de la astrología y fue nombrado astrólogo de la corte cordobesa. Parece ser que observó la conjunción de Saturno y Júpiter, ocurrida en el año 1006-1007, iniciada en Leo, signo de fuego, y continuó en Virgo, que es un signo de tierra. Esto le llevó a predecir un cambio de dinastía con un periodo de revueltas y hambre. No llegó a ver confirmada su predicción porque murió en el año 1007, pero a partir del año 1009 estalló en al-Ándalus una guerra civil que llevó al califato a su fin en el añ 1031 y al establecimiento de los reinos de taifas.
Texto incluido en nuestra novedad Madrid, calles, personajes y paseos matemáticos